viernes, 3 de julio de 2015

OH...EL ALTER EGO! Hoy y siempre...

“En el centro de tu ser tienes la respuesta; sabes quién eres y sabes qué quieres”.   Lao Tse


“Conocerse a uno mismo es la tarea más difícil porque pone en juego directamente nuestra racionalidad, pero también nuestros miedos y pasiones. Si uno consigue conocerse a fondo a sí mismo, sabrá comprender a los demás y la realidad que lo rodea”.  Alejandro Magno

Algunas veces escuchamos decir que el hombre es su peor enemigo.  Los sabios dicen que el mejor amigo y aliado del hombre es el hombre en sí mismo.

Álter ego, del latín, significa "el otro yo", un segundo yo que, se considera distinto en personalidad a la persona “normal” original.  La “normalidad” la determina el número o porcentaje de individuos que representan un patrón determinado.

La Real Academia Española, de manera amplia y simple, enuncia:  “Persona en quien otra tiene absoluta confianza, o que puede hacer sus veces sin restricción alguna”; “persona real o ficticia en quien se reconoce, identifica o ve un trasunto de otra”.

Poder decir que nos conocemos a nosotros mismos, que sabemos cómo somos, lo que realmente nos gusta y nos define es parte de la madurez del ser humano, un compromiso como ser divino y una ganancia espiritual pues, traerá paz y armonía a nuestra vida cotidiana.

En nuestro desarrollo como niños empezamos a imaginar personalidades de un “yo” de fantasía, ya se trate de un súper héroe, una princesa o personaje de cualquier tipo, un yo que no llegará a asumirse como real, un álter ego que deberá desaparecer, precisamente para volver a ser ese niño individual en formación, una persona que irá definiendo preferencias, valores y gustos particulares.

Para algunos, esta segunda personalidad puede llegar a asumirse como propia, o conservar rasgos de un álter ego donde ese yo imaginario desplaza total o parcialmente al verdadero, alargando un proceso  que debería siempre ser transitorio y de ninguna manera permanecer atrapado en la fantasía del ser humano en la edad adulta.

Interesante el estudio de Anton Mesmer en 1730, utilizando la hipnosis para “separar” el álter ego, comprobando un patrón de comportamiento distinto de la personalidad, cuando el individuo estaba en estado de vigilia.  El personaje resultante, un personaje producto de un estado alterado de la conciencia, pero en el mismo cuerpo.  Fue la primera vez que se experimentó seriamente sobre el tema.

En el siglo XIX los psicólogos de la época reconocen por primera vez el álter ego, describiendo el trastorno de identidad, dejando en manifiesto un comportamiento que lleva a una doble vida.

En la vida diaria, como diría el controvertido Doctor de una popular serie de televisión: “Todos  mienten”.  Nos referimos a la vida común de las personas, a ese exceso de autoestima, desear o interpretar un papel,  a pensamientos, sentimientos, emociones y acciones que muchos individuos son capaces de dejar aflorar o reprimen hasta la frustración, solo para presentar una imagen ficticia.  Esta lucha siempre estará trazando límites entre lo que hemos concebido como el bien y el mal.  Nos referimos también a situaciones de personas de un álter ego exaltado, con personalidad aplastante, rayando en la arrogancia y el atropello hacia los demás, cuando realmente son las personas más infelices, frustradas y solitarias.   Otras, viviendo en el eterno pasado o en el mundo del futuro; cuando yo sea, cuando yo tenga…  Ese “otro yo futuro” no es más que una fantasía de nuestra mente, un “yo” que quisiera elegir ser otra persona, aún siento la misma persona, un yo que nos roba energía, calidad de vida y por supuesto, felicidad.

Actualmente, en las redes sociales, por ejemplo, las personas pueden ser lo que deseen… algunos llegan a crear conscientemente un álter ego complementario, un nuevo “otro yo”.  De la noche a la mañana, se convierten en figuras muy populares personas realmente tímidas, otros serán escritores, fotógrafos profesionales, productores de sus propios proyectos, voceros de grupos, orientadores, etc., etc.

El Álter ego será siempre la figura preferida de lo incógnito, de la parte oscura de la naturaleza humana,  del anonimato y paradójicamente, un elemento importantísimo de explotación de nuestros sentidos, adorado por la publicidad, la política, el cine, la moda,  por los grandes escritores y líderes religiosos.  Un mundo irreal, que se mantiene en la realidad, segunda personalidad, trastorno de identidad, o como quiera llamársele, un mundo paralelo dentro de las personas.


L. CEDEÑO S.

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