jueves, 30 de julio de 2015

TE QUIERO - Frase

Te quiero pero no deseo luchar contra el destino...
Disfrutaré de vez en cuando de tu recuerdo, que seguirá alterándome....
Sin embargo, qué triste es tenerte y no tenerte!                 Anónimo
                                                



ESE AMOR DE SIEMPRE

En ocasiones nos llega algún material de lectura que nos sirve de tema de reflexión o nos recuerda  situaciones personales o de allegados.  Temas que nos hablan de amor, desamor, amor real, amor platónico, amores imposibles o de esos “amores eternos”.  Dice un refrán popular: “Uno nunca se casa con quien había pensado”.

Citemos por ejemplo este escrito de Paulo Coelho:


“Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores: uno con el que te casas o vives para siempre, puede ser el padre o la madre de tus hijos… esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella…

Y dicen que hay un segundo amor, una persona que perderás siempre.  Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y les impedirán, siempre, alcanzar un final feliz.  Hasta que cierto día dejarán de intentarlo… se rendirán y buscarán a esa otra persona que acabarán encontrando.

Pero te aseguro que no pasarás una sola noche, sin necesitar otro beso suyo o tan siquiera discutir una vez más… todos saben de qué estoy hablando, porque mientras estabas leyendo esto, se ha venido a tu mente, su nombre a la cabeza.

Te librarás de él o de ella, dejarás de sufrir, conseguirás encontrar la paz (le sustituirás por la calma),  pero te aseguro que no pasará un día en que desees que estuviera aquí para perturbarlo.  Porque a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias”.   Paulo Coelho

Ese amor de siempre, a veces de juventud, ese amor que perdura por años en el interior de las personas es un sentimiento muy común,  muchas parejas se “reconocen” e instantáneamente  se envuelven en  esa innegable conexión que no podemos explicar, esa atracción incontrolable, que no conoce razón ni tiempo.

¡Cuidado! ese amor hermoso, muchas veces imposible, que por alguna razón divina siempre llega a destiempo,  puede robarnos la paz y la  armonía, no solo a nosotros mismos, sino también a la persona que comparte nuestra vida, afectando el hogar y la familia si fuera el caso.

Ese amor inexplicable, a veces altamente pasional, otras veces sublime, pero, indudablemente hermoso y perturbador, se afianza en la medida en que se tejen fantasías a su alrededor, reforzado muchas veces  por encuentros furtivos, felices y perfectos… ¡claro que son momentos perfectos! porque nada tiene que ver con lo cotidiano.  No se trata del amor que se comparte con una pareja que lucha enfrentando los desafíos,  el día a día en el hogar, el trabajo, los hijos, las cuentas, alegrías y penas o proyectos futuros. 

Muchas parejas que al pasar los años continúan juntas por conveniencia familiar o económica, incluso con amor, pueden ansiar muy profundamente la libertad para estar con esa otra persona objeto de sus más íntimos deseos.  Ese triángulo de amor puede continuar a través de los años, convirtiéndose en un círculo vicioso, porque aunque persista el sentimiento dividido, se ha creado un vínculo emocional, moral y de afecto, con la persona que en su momento se escogió como pareja, como padre o madre de sus hijos, como parte del mundo real. 

Cuando dos personas adultas deciden compartir sus vidas lo hacen por amor, están conscientes de que no será una vida perfecta,  asumen una responsabilidad hacia su compañero o compañera.  Se han unido para aprender el uno del otro.  El amor de pareja solo suma uno más uno, no cabe una tercera persona.  (Ver tema Amor- sentimiento para dos, Feb. 2013).

Ese “amor de siempre”  llegará el momento en que tengamos que evaluarlo; es muy posible que esa persona objeto del deseo y fantasía siga revoloteando entre nuestra mente y nuestros sentimientos, (las cosas inconclusas siempre quedan como una espinita en nuestro corazón), pero, tengamos presente que tal vez se encuentre satisfecho o satisfecha, realizando su vida, cumpliendo su plan divino. Nos pasará por la mente la inquietud de saber si por ese amor de pasión y fantasía, estaríamos dispuestos a tirarlo todo por la borda, a lanzarnos al vacío y ver qué ocurre.

El amor, como la vida misma es cambiante y solo el tiempo nos aclara situaciones y deseos reprimidos, pero lo más importante si llegara el momento de tomar una decisión, es preguntarnos si  vale la pena perder la paz yla armonía interna, pero principalmente, si vale la pena perder  la persona a quien escogimos y tenemos a nuestro lado en nuestra vida real.

"Lo que está destinado a suceder siempre encontrará una forma única, mágica y maravillosa para manifestarse".  Anónimo  



L. CEDEÑO S.





martes, 21 de julio de 2015

ALMAS QUE SE AMAN - Frase

"Las almas que se aman no tienen olvido,
 no tienen ausencia, 
no tienen adiós".
                                            Richard Bach


PERSONA SABIA - Frase


LOS MANTRAS

El término mantra proviene del sánscrito ( man - mente y el sufijo -tra, que puede traducirse como –liberador).  La palabra mantra podríamos traducirla como “pensamiento” pues en sí misma, una  sílaba puede abarcar frases,  oraciones y conceptos completos.

Cuando se pronuncia la palabra mantra, muchas personas piensan en el mantra universal “OM”.  Por desconocimiento, este mantra sagrado, de vibración extraordinaria, ha sido mal usado, avasallado y hasta ridiculizado, sin saber que para el hinduismo representa el sonido creador del universo y el principio de la existencia.

En el hinduismo  encontramos por primera vez la palabra mantra en uno de los cuatro libros sagrados más antiguos de la India:  Rig-veda, hacia mediados de 2000, a.C., donde significa “instrumento de pensamiento”. Un mantra sagrado y muy conocido  del hinduismo es “Om Namah Shivaya” que significa “Reverencias a Shivá”.

Aquellos que han tenido la oportunidad de acercarse a la filosofía yoga, a una escuela como Mantra Yoga Meditación, conocen una técnica de meditación personal  muy profunda,  pues penetra en los niveles más sutiles de la conciencia. El Mantra Yoga Meditación es una técnica milenaria que sigue las enseñanzas   transmitidas por Sri Shánkaracharya, Santa Orden de los Swamis. Esta técnica fue introducida a occidente por el Maestro Swami Gurú Devanand Saraswati Ji Maharaj.

Para religiones como el hinduismo y el budismo, un mantra, de una sílaba, una palabra o una frase sagrada, se recita para fortalecer la invocación a la divinidad en la meditación.

El budismo tibetano recita cada mantra, dirigiéndolo a hacia un aspecto de la iluminación.  Por ejemplo, el mantra “Om Mani Padme Hum”  se utiliza específicamente para la compasión.  (Ver nuestro tema de abril de 2014).  Aunque algunas tradiciones budistas  opinan que un mantra solo tendrá efecto si su recitación es autorizada o supervisada por un gurú o un lama, maestros como el Dalai Lama indican que este mantra será siempre útil, si quien lo recita siente y piensa su significado.

Los mantras generan vibraciones muy altas, el sonido es vibración y la vibración es energía,  que cuando repetimos un número de veces con un propósito específico produce una frecuencia capaz de enfocar nuestra mente, motivando cambios internos.  
   
Con la repetición continua y concentración en el mantra, nuestra mente va reemplazando los cientos de pensamientos que afloran, con lo cual la persona logra un estado de relajación y concentración más profunda, una meditación  centrando su atención en su propia conciencia.

Un mantra, que, aunque milenario,  se ha  conocido y propagado en las últimas décadas, proviene de las islas Hawaii:   El Ho'oponopono, es a la vez mantra y técnica de sanación interna ante  una situación que requiera armonía, reconciliación, sanar heridas, recuperar el amor y perdonar. El mantra dice: “Lo siento, perdóname por favor, te amo, gracias”.  Practicar este mantra, aún pensemos que no tenemos algo de qué arrepentirnos, o que no ha sido nuestra culpa, tiene el  poder de sanar, purificar nuestro espíritu, nuestra mente y nuestro cuerpo.  (Ver nuestro  tema de abril-14).

Existen muchos mantras en todas  las religiones.  Los mantras “limpian” la mente, los pensamientos impuros, purifican el alma y el entorno de las personas.  Cualquiera que sea el mantra que nos llegue, ojalá por vía de un Maestro, tengamos en cuenta que los mantras no son un rezo, se repiten rítmica y rápidamente, a semejanza de algunas oraciones o letanías que hemos aprendido en occidente.

Algo importante es que un mantra se pronuncia o se repite mentalmente, dependiendo si se trata de un mantra personal o ceremonial.

Cuando un mantra  se practica con dedicación, su fuerza vibracional empieza a actuar de inmediato.  Muchos a nuestro alrededor notarán un cambio, pero, especialmente lo sentiremos nosotros internamente.

Nuestro mantra llegará, cuando seamos conscientes de su grandeza, sus beneficios espirituales, su alta vibración y fuerza enérgica, el cual pronunciaremos si tenemos el entorno adecuado (dependiendo del mantra) o repetiremos mentalmente, con toda la devoción y reverencia de su significado sagrado.  Nuestro mantra personal  nos encontrará en el momento adecuado porque, “cuando el discípulo está preparado, el maestro no se hace esperar”.


L. CEDEÑO S.

miércoles, 8 de julio de 2015

CUANDO TE ACARICIE - Frase


MI RELOJ CU-CU DE NÚMEROS ROMANOS


Hay recuerdos de la infancia que se quedan en nuestra memoria, como esta corta anécdota de mi reloj de cu-cu: 


“Siendo niña llegó a nuestra casa un reloj de cu-cu que nos pareció a todos lo más entretenido de la casa.  En los primeros meses de la llegada del reloj, todos los hermanos, mayores y menores, corríamos a colocarnos frente al novedoso artículo, a esperar que se abriera una pequeña puerta por la cual salía un pajarito, que por unos segundos, cantaba su peculiar cu-cu, cu-cu, cu-cu, para esconderse rápidamente en su casita hasta la próxima media hora.

Ninguno de nosotros reparó nunca en los detalles de elaboración, ni en los números que marcaban las horas, solo nos interesaba la casita de la cual salía el simpático y esperado pajarito que cantaba.

En esos días, en una clase de matemáticas, la profesora empezó a enseñarnos los números romanos, hasta el diez.  Gran sorpresa para mí, comparar los números aprendidos, con los números del reloj que colgaba en la pared de mi casa… ¡Había una diferencia! cuanto antes yo tenía que decirle a la profesora que estaba mal; qué emocionante confusión.  Al día siguiente, cuando por fin llega la hora de matemáticas, le digo a la profesora que el número cuatro romano, (IV), que nos enseñó el día anterior, no es igual al reloj de mi casa, que mi reloj tiende cuatro palitos, (IIII).  La profesora se puso muy pálida. En mi percepción de niña no advertí enojo pero si desconcierto e intranquilidad.  Recuerdo que me habló muy bajo, casi en secreto y simplemente me dijo: “Apréndelo de esta manera y no digas nada a nadie”.  Durante los días siguientes no sabía qué pasaba o si había hecho algo mal, sentía como si guardara un gran secreto. Con el tiempo llegué a la conclusión de que ella misma no sabía el por qué y lo olvidé, aunque ya el reloj de cu-cu no me parecía tan alegre”.

Ciertamente, la mayoría de las personas no advierte diferencia alguna en la hora 4, en los relojes de presentación en números romanos, a pesar de haber aprendido desde niños, el IV en números romanos correctamente.

Con los años, mirando relojes emblemáticos en las “enciclopedias”, recordemos que no existía internet, aprendí que en la antigua Europa, incluyendo a los mismos romanos, sustituían en los relojes el número IV, por IIII.  Son innumerables los relojes de monumentos en toda Europa que adoptaron el IIII, en lugar del IV.  Muchos consideran esta práctica como una falta aberrante, pero ahí han estado durante siglos.

Los historiadores narran algunas de las causas probables de este notorio cambio en los relojes, como por ejemplo:

Una teoría se refiere a un hecho ocurrido en Suiza, en el cual un monarca encargó la confección de un reloj, cometiendo el relojero el error de utilizar IIII, en lugar del IV.  De acuerdo con esta historia el artesano fue ejecutado por ese motivo.  En protesta a este hecho, y en homenaje a su colega, los relojeros decidieron seguir utilizando el IIII.

Otra historia se refiere al relojero más famoso hacia el 1370,  Henry de Vick, a quien se le encargó el gran reloj que adornaría la torre del Palacio Real de Francia.  El artista relojero utilizó el IV, correctamente, lo cual fue refutado por el Rey Carlos V.  El artesano argumentó que esa era la forma correcta de representar el cuatro, a lo que el rey respondió: “El Rey nunca se equivoca”.  En la actualidad, el majestuoso reloj fabricado por Vick puede observarse en el edificio, donde hoy se encuentra La Consergerie de Paris, por supuesto, con el cambio exigido por el rey.

Dice el Instituto Británico de Relojería que una razón para utilizar IIII en lugar de IV podría estar relacionada con la estética,  argumentan que los cuatro caracteres, (IIII),  crean simetría visual con el VIII, su opuesto en la esfera. 

Otros argumentos para utilizar el IIII, en lugar del IV:

El IV es más difícil de leer dada su posición en la esfera del reloj, ya que queda casi boca abajo.

El 4 representado como IV podría ser confundido con el 6, (VI), al estar ambos boca abajo.

La superstición decía que el IV corresponde a las dos primeras letras de Júpiter,  el dios romano, (IVPITER en latín), y por lo tanto, podría considerarse como una blasfemia.

A sabiendas de que se trata de un error, los relojes continuaron fabricándose con el símbolo IIII, popularizándose no solo en monumentos y edificios emblemáticos, sino también en relojes de pulsera, relojes de bolsillo, y pared.

La próxima vez que tenga a la vista un reloj con números romanos es muy probable que se detenga a observar si el cuatro es  IV o IIII.

“Con el tiempo, mi reloj de cu-cu desapareció, pero nunca olvidaré la expresión de sorpresa y desconcierto de mi profesora de matemáticas”.



L. CEDEÑO S.

viernes, 3 de julio de 2015

ESCUCHARME - Frase


OH...EL ALTER EGO! Hoy y siempre...

“En el centro de tu ser tienes la respuesta; sabes quién eres y sabes qué quieres”.   Lao Tse


“Conocerse a uno mismo es la tarea más difícil porque pone en juego directamente nuestra racionalidad, pero también nuestros miedos y pasiones. Si uno consigue conocerse a fondo a sí mismo, sabrá comprender a los demás y la realidad que lo rodea”.  Alejandro Magno

Algunas veces escuchamos decir que el hombre es su peor enemigo.  Los sabios dicen que el mejor amigo y aliado del hombre es el hombre en sí mismo.

Álter ego, del latín, significa "el otro yo", un segundo yo que, se considera distinto en personalidad a la persona “normal” original.  La “normalidad” la determina el número o porcentaje de individuos que representan un patrón determinado.

La Real Academia Española, de manera amplia y simple, enuncia:  “Persona en quien otra tiene absoluta confianza, o que puede hacer sus veces sin restricción alguna”; “persona real o ficticia en quien se reconoce, identifica o ve un trasunto de otra”.

Poder decir que nos conocemos a nosotros mismos, que sabemos cómo somos, lo que realmente nos gusta y nos define es parte de la madurez del ser humano, un compromiso como ser divino y una ganancia espiritual pues, traerá paz y armonía a nuestra vida cotidiana.

En nuestro desarrollo como niños empezamos a imaginar personalidades de un “yo” de fantasía, ya se trate de un súper héroe, una princesa o personaje de cualquier tipo, un yo que no llegará a asumirse como real, un álter ego que deberá desaparecer, precisamente para volver a ser ese niño individual en formación, una persona que irá definiendo preferencias, valores y gustos particulares.

Para algunos, esta segunda personalidad puede llegar a asumirse como propia, o conservar rasgos de un álter ego donde ese yo imaginario desplaza total o parcialmente al verdadero, alargando un proceso  que debería siempre ser transitorio y de ninguna manera permanecer atrapado en la fantasía del ser humano en la edad adulta.

Interesante el estudio de Anton Mesmer en 1730, utilizando la hipnosis para “separar” el álter ego, comprobando un patrón de comportamiento distinto de la personalidad, cuando el individuo estaba en estado de vigilia.  El personaje resultante, un personaje producto de un estado alterado de la conciencia, pero en el mismo cuerpo.  Fue la primera vez que se experimentó seriamente sobre el tema.

En el siglo XIX los psicólogos de la época reconocen por primera vez el álter ego, describiendo el trastorno de identidad, dejando en manifiesto un comportamiento que lleva a una doble vida.

En la vida diaria, como diría el controvertido Doctor de una popular serie de televisión: “Todos  mienten”.  Nos referimos a la vida común de las personas, a ese exceso de autoestima, desear o interpretar un papel,  a pensamientos, sentimientos, emociones y acciones que muchos individuos son capaces de dejar aflorar o reprimen hasta la frustración, solo para presentar una imagen ficticia.  Esta lucha siempre estará trazando límites entre lo que hemos concebido como el bien y el mal.  Nos referimos también a situaciones de personas de un álter ego exaltado, con personalidad aplastante, rayando en la arrogancia y el atropello hacia los demás, cuando realmente son las personas más infelices, frustradas y solitarias.   Otras, viviendo en el eterno pasado o en el mundo del futuro; cuando yo sea, cuando yo tenga…  Ese “otro yo futuro” no es más que una fantasía de nuestra mente, un “yo” que quisiera elegir ser otra persona, aún siento la misma persona, un yo que nos roba energía, calidad de vida y por supuesto, felicidad.

Actualmente, en las redes sociales, por ejemplo, las personas pueden ser lo que deseen… algunos llegan a crear conscientemente un álter ego complementario, un nuevo “otro yo”.  De la noche a la mañana, se convierten en figuras muy populares personas realmente tímidas, otros serán escritores, fotógrafos profesionales, productores de sus propios proyectos, voceros de grupos, orientadores, etc., etc.

El Álter ego será siempre la figura preferida de lo incógnito, de la parte oscura de la naturaleza humana,  del anonimato y paradójicamente, un elemento importantísimo de explotación de nuestros sentidos, adorado por la publicidad, la política, el cine, la moda,  por los grandes escritores y líderes religiosos.  Un mundo irreal, que se mantiene en la realidad, segunda personalidad, trastorno de identidad, o como quiera llamársele, un mundo paralelo dentro de las personas.


L. CEDEÑO S.