sábado, 17 de septiembre de 2016

ANTEVASIN Urbano

A muchos puede llamarnos la atención esta palabra poco conocida.  Es una palabra de origen sánscrito que traduce: “alguien que vive en la frontera”.  Alguien que abandona la vida mundana para irse a vivir al bosque donde habitan los maestros espirituales. Una persona sabia que vive los dos mundos pero mira más hacia lo desconocido, siempre en estado de aprendizaje y en constante movimiento.


Muy pocas personas podríamos simplemente  “retirarnos” del mundanal ruido y dedicarnos de tiempo completo a nuestra vida espiritual.  Pero en la práctica pasamos a ser un “Antevasin” cuando sentimos esa lucha interna entre el mundo material en el cual tenemos que desenvolvernos y el mundo de la espiritualidad, cuando el tremendo reto de vivir al borde de dos mundos que queremos atender, nos envuelve como un torbellino. No todas las personas pasan por este proceso, de hecho, algunos ni se enterarán que existe; pero, para otras personas puede presentarse como un relámpago, un “despertar”, ya sea por una experiencia,  algún acontecimiento, algo que actúe como detonante. 

Notaremos que de manera natural perdemos interés por muchas cosas superfluas que tal vez anteriormente considerábamos importantes. Aprenderemos que existe algo más allá del diario vivir, de los amigos, el trabajo, las cuentas. Aprenderemos a reconocer hábitos innecesarios, identificaremos personas tóxicas, notaremos cómo se alejan aquellos que no soportan nuestra vibración; casi imperceptiblemente nuestro entorno cambiará alejándonos de situaciones y personas que nos roban armonía. Notaremos cómo aumenta nuestra necesidad de tranquilidad, espacio y tiempo de calidad.

A muchos nos gustaría ser, literalmente, ser el antevasin total, alejarnos del ruidoso mundo, abandonar la cotidianidad, dedicarnos a observar el mundo desde lo profundo de las enseñanzas de los maestros, algo así como Siddharta (Herman Hesse); pero tenemos que ser realistas y por el momento, conformarnos con llevar una vida espiritual paralela a nuestra vida ordinaria, aprender cada día y mirar más allá del borde de lo material. Ese es un verdadero reto que asumimos todos los días, un trabajo que nos coloca en una posición de antevasin urbano.



L. CEDEÑO S.