jueves, 29 de agosto de 2013

L A S A L U D

Gozar de buena salud es el  pilar fundamental en el día a día del ser humano.  Quien no goza de buena salud, tampoco goza de los placeres cotidianos que nos proporcionan calidad de vida. Es como la anécdota del mendigo que podía comer todo lo que no podía comprar y el hombre rico que no podía comer nada de lo que podía pagar… Cuando se deteriora la salud física también se ha deteriorado nuestro interior.  El hombre siempre ha tenido claridad en cuanto a ciertos elementos que nos dan o nos quitan la salud, y así encontramos denominadores comunes a todos los tiempos tales como: Tranquilidad interior, alimentación, esperanza, estado de ánimo y sobre todo, fe.  

He aquí algunas frases célebres sobre la salud:
  • El que quisiere tener buena salud en el cuerpo, procure tenerla en el alma.  Francisco de Quevedo.
  • El arte de la medicina consiste en entretener al paciente mientras la naturaleza cura la enfermedad.   Voltaire
  • Que tu alimento sea tu única medicina.    Hipócrates
  • El ánimo es la más sana medicina.       Salomón
  • La esperanza es el mejor médico que yo conozco.  Alejandro Dumas, hijo
  • Parte de la curación está en la voluntad de sonreír.    Séneca
  • El ser humano pasa la primera mitad de su vida arruinando la salud y la otra mitad intentando restablecerla.  Joseph Leonard
  • Las personas más sanas son aquéllas que tienen mala memoria porque olvidan y perdonan fácilmente, no albergan en su corazón odio ni resentimiento.     Anónimo
Cuando nuestro sistema inmune presenta una condición de salud no deseada, el primer paso hacia la curación, después de consultar su médico, por supuesto, es la actitud que asumamos para enfrentar esa situación.  La depresión es la peor compañera, la resignación no es una opción, el por qué a mí? No es una solución, y mucho menos reclamar a Dios! Hablar a todos sobre ello sólo nos sumerge más profundamente en el padecimiento, desconcentrándonos del pensamiento de la curación.

Ante un cuadro complicado de salud,  examinemos hacia atrás qué acontecimientos nos han golpeado sensiblemente (pérdida de un ser querido, penas morales o económicas, etc.).  Tratemos de recordar qué experiencias nos han marcado espiritualmente. 


Aunque suene extraño, agradecer a Dios la experiencia que vivimos, agradecer la situación  de salud que estemos enfrentando, pedir perdón y perdonar, sonriendo internamente, orar pidiendo a Dios (a la divinidad, al universo o como le llamemos), pedir el restablecimiento de nuestra salud, pero pidiendo con sinceridad, con humildad y fervor, concentrándonos y dando gracias por nuestra sanación, puede ser el camino más corto hacia la curación deseada, una curación verdadera porque se genera desde nuestro propio interior y en armonía divina.

Cuando conseguimos esa paz interior, aún en medio del deterioro de salud, experimentamos un inexplicable estado de felicidad interna que nos llena de esperanza, optimismo y deseo de vivir.   La medicina del hombre es siempre  más efectiva cuando se combina con el efecto placebo que añade la fe.

Podemos citar al Dr. John Hagelin, PH.D, físico cuántico y educador, quien dice:  “Pensamientos más felices conducen a una bioquímica más feliz.  A un cuerpo más feliz y saludable.  Está demostrado que los pensamientos negativos y el estrés perjudican al cuerpo y al funcionamiento del cerebro, porque nuestros pensamientos y emociones están continuamente reconstruyendo, reorganizando y recreando nuestro cuerpo”

Aunque sea difícil en los tiempos que vivimos, tratemos de mantenernos física y mentalmente sanos, aplicando la “Fuente de la Juventud” que consiste en: bajar al mínimo el estrés, comer sano y variado, dormir suficientemente, hacer ejercicio, visualizar y sentir nuestra salud de cuerpo y mente , y sobre todo, no perder el sentido del humor!     Por algo dicen que la risa es un remedio infalible.

Gracias Dios por todas los dones, las experiencias, la Salud…   La Vida!     A Sonreír!!!



L. Cedeño S.

martes, 13 de agosto de 2013

PERSONAS - Vida/Aprendizaje

“Conserva en tu vida aquellas personas que llegan para hacer de ti una mejor persona”

Una frase muy sabia, porque a lo largo de nuestras vidas encontraremos cientos de personas.   Entre las numerosas personas que veremos desfilar, habrá de todo: El sincero, el parlanchín, el deshonesto, el malhumorado, el virtuoso...  Entre todos ellos, aprenderemos a seleccionar a quienes nos llamen la atención por sus cualidades o por empatía. Lo más importante de ese trato, de esa convivencia con tantas personas diferentes,  es que, sin excepción, cada una de ellas  será para nosotros un maestro que nos dejará un aprendizaje.

Aprenderemos que existe un grupo: Familiares (hijos, padres y hermanos)
que siempre nos acompañarán, y de los cuales es casi imposible apartarnos, porque nos llegan en orden divino…  Todas las demás personas que encontramos en nuestro camino son elegibles (amigos, compañeros de trabajo, jefes, vecinos, parejas sentimentales, con quien casarnos, etc.)  Dependerá de cada uno de nosotros escoger quién será nuestro maestro.

Tengamos presente que pueden aparecer en nuestras vidas personas en “segunda oportunidad”, personas que tal vez hicieron todo para perdernos… Posiblemente nos defrauden nuevamente.  Ese tipo de experiencia nos enseñará que es mejor apartarse de los círculos viciosos. Siempre aparecerá, en algún momento,  alguien que nos deba una disculpa, el punto importante es que ya no nos importe…  Ya habremos dado gracias por la experiencia. Aprenderemos  que la soledad no es excusa para frecuentar a quienes nos han maltratado, personas que no merecen nuestra atención.

La experiencia nos enseñará que no es necesario atraer a nuestro entorno a muchas personas, que esos maestros llegan en el momento preciso.  La experiencia también nos enseñará que aquéllos que ya no están a nuestro lado  tal vez cumplieron su misión con nosotros, o nosotros con ellos.   

Si sentimos deseos de saber de alguien, significa que es importante, que por algo existe en nosotros ese sentimiento, aprenderemos a buscarla, a comunicarnos con ella porque luego puede ser tarde.

De nuestras experiencias aprenderemos que el centro de nuestra existencia somos sólo nosotros mismos. No centraremos nuestra vida en nadie más.

Aprenderemos que para una mejor calidad de vida  no tenemos necesariamente que interactuar con todo el que nos rodea, podemos escoger a las personas que consideremos de sentimientos nobles, aquéllas que siempre tienen algo positivo que decir sobre los demás, aquéllas que no ofenden de palabra u obra, quienes no maldicen y prefieren guardar silencio cuando la situación se presenta incómoda. Aprenderemos a protegernos, guardando distancia, cordialmente, de aquéllos que nos causan malestar o inquietud.  Aprenderemos a vivir, convivir el día a día con quienes nos toque en cada momento, dando Gracias por todas las experiencias vividas.

Somos Luz, atraigamos personas de luz para iluminar nuestras vidas!


L. CEDEÑO S.