domingo, 25 de diciembre de 2016

PERDÓNENME POR SER FELIZ


Esta es una frase que nunca había escuchado, tal vez por eso se quedó dando vueltas y vueltas en mi mente por varios días; algo no entendía, algo no encajaba en esa expresión…  Me invadió un profundo sentimiento de compasión mi  interpretación de “Perdónenme por ser feliz”, cuando comprendí que la palabra “perdónenme” era el motivo de mi inquietud. Sentí que ese “perdón” encerraba un dejo de tristeza, melancolía, egoísmo y culpa. Comprendí que quien tiene que pedir perdón por ser feliz indudablemente está sacrificando algo, está afectando a terceros.

Volví a llenar mi mente de nuevas preguntas, como: ¿se puede llamar felicidad a una situación por la que pides perdón? ¿vale la pena el motivo de ese sacrificio? ¿Cuánto tiempo crees que durará esa “felicidad” que a la vez te llena de culpa?   En cualquier situación que sientas que tienes que usar la palabra “perdónenme” ciertamente estás sintiendo culpa.

La felicidad, como ha querido concebirla el ser humano, nunca será completa, pero el solo hecho de expresar “perdón” por ser feliz ya resta felicidad, implica un egoísmo consciente.  Ser feliz es un derecho que debemos buscar y disfrutar, siempre que esa felicidad no lastime, no atropelle, no afecte a nadie, y sobre todo, no te pase factura en el futuro, no te cierre puertas, no te embarque en un viaje sin ticket de regreso.




LILA CEDEÑO