lunes, 25 de marzo de 2013

BASILICA DE LA SANTA SANGRE


En la Basílica de la Santa Sangre, en la ciudad de Brujas, Bélgica, se encuentra la  urna que contiene algunas gotas de la sangre de Cristo, a solicitud del Papa “Diederik van den Elzas” (Thierry de Alsace, Conde de Flandes), quien tomó parte en las Cruzadas.  Desde Tierra Santa trajo la reliquia de la Santa Sangre que según cuenta la historia, obtuvo por medio de un patriarca de Jerusalén y la ofreció en regalo a la ciudad de Brujas. 

Inicialmente la Santa reliquia fue conservada en la Capilla dedicada a San Basilio, edificación de estilo Romántico, de primera mitad del Siglo XII,  con una fachada fascinante, con figuras de guardianes dorados, ubicada junto al majestuoso edificio del Ayuntamiento, en la Plaza Burg.

Posteriormente, la reliquia se trasladó, a lo alto de la capilla, donde se encuentra la Basílica propiamente dicha, neogótica, (Siglo XV y XVI).   A la Basílica se accede interiormente, saliendo de la Capilla inferior, a través de una impresionante escalera.

Las gotas de sangre coagulada de Cristo, están contenidas en un cilindro de cristal de roca, que a su vez está dentro de una copa de vidrio, decorada con pequeñas coronas doradas.  Este cilindro se conserva dentro de una urna de plata, obra del magnífico orfebre local, Crabbé.


Cuando se expone al público, los visitantes pueden pasar frente a la urna y es permitido tocarla a través de de un contenedor de cristal, bajo estricta vigilancia. 

Anualmente, cada 17 de mayo “Día de la Ascensión” se realiza la procesión, dedicada a la Santa Sangre, en la cual participa el Obispo, y otras autoridades,  ciudadanos y turistas devotos.  La procesión parte desde la Plaza Burg, uno de los mayores atractivos de la ciudad de Brujas.

Para quien profese el Catolicismo, en estadía en la ciudad de Brujas, la Basílica de la Santa Sangre es una visita casi obligatoria.
  
L. Cedeño S.

Fuente:   Visita a Brujas, Abril 2012, Resumen Guía de la Ciudad, Agradecimiento confirmaciones Ayuntamiento de Brujas.

jueves, 21 de marzo de 2013

O R A R - Devoción/Rezar





En todas las civilizaciones, a través del tiempo y de acuerdo a  las diferentes creencias religiosas de la humanidad, hemos encontrado indicios de la oración.  La construcción de los templos milenarios que conocemos, nos hablan de la necesidad del hombre de establecer comunicación, un contacto con algo que si no comprende, siente que está por encima de su condición humana. Anterior al  cristianismo tenemos antiquísimas oraciones entre budistas, hindúes, judaísmo, musulmanes… Oraciones, algunas,  a manera de poemas, cánticos o alabanzas.  Es difícil determinar cuándo fue la primera vez que el hombre oró, de manera personal.  Lo que sí sabemos es que todo ser humano, desde el principio del mundo, en algún momento ha elevado su mirada al cielo o ha cerrado sus ojos, inhalando o “suspirando” interiormente, en comunión con algo superior, consciente o inconscientemente.

La oración que nos enseñan en la niñez, la oración “aprendida” que, recitamos, es el primer vínculo de amor, de contacto con lo divino que experimentamos.  De ahí el compromiso de los padres en la iniciación de sus hijos en la religión, creencia o disciplina que profesarán. Esa oración aprendida es el despertar de la devoción, la reverencia y el fervor que necesitaremos en los momentos de oración. Quien de niño aprenda a rezar, seguro de adulto sentirá satisfacción y comunión con el Creador al orar.

En principio, rezamos por costumbre, “recitamos” las  oraciones o salmos aprendidos. Más adelante “hablamos con Dios”, con nuestras propias palabras, orando por nosotros mismos o a intención de terceras personas. Oramos ante alguna necesidad, arrepentimiento, para hacer todo tipo de peticiones, pedir perdón, para agradecer, para pedir bendiciones, dar gracias, hacer ofrendas o cualquier otra cosa que se nos ocurra.  No importa el motivo, Dios siempre está ahí para escucharnos.

El sentido de la oración es acercarnos a Dios, a la Divinidad, al Creador, al Padre (como quiera que lo identifiquemos).   Algunas religiones oran, por obligación, varias veces al día…  Muchos iniciados en otras filosofías oran después de una meditación.  Oremos donde nos sintamos mejor en  nuestro entorno.  Podemos sentarnos cómodamente,  juntar las manos, o extender los brazos al cielo,  algunos prefieren ir a un templo y arrodillarse, los reclinatorios que usaban nuestros antepasados para rezar de rodillas han desaparecido de los hogares.
 
Para orar, lo más importante es la intención, tener un corazón abierto, ese sentimiento de respeto, reverencia y concentración.  Cualquier momento o lugar es bueno para orar.  Sin embargo, un ambiente de paz y silencio, un momento del día asignado expresamente para la  oración diaria, será siempre más sublime, íntima y gratificante.  Es más fácil orar, cuando estamos relajados, solos y en silencio.  Al comienzo, o al final de nuestras oraciones, incluyamos siempre un “Gracias”, el agradecimiento trae consigo nuevas bendiciones.

Recordemos siempre que la oración es un “Don” que Dios le ha otorgado al ser humano para acercarse y comunicarse directamente con El, para expresar nuestros pensamientos, sentimientos y deseos… Para lograr hacer tacto espiritual, una íntima comunión con el Creador..   

Mi oración, como el incienso, se eleve a ti mi Señor”…   ¡Gracias Padre, Dios de Luz, dador de Vida!


L. Cedeño S.


viernes, 8 de marzo de 2013

M U J E R "Día Internacional"

Otro 8 de marzo, “Día Internacional de la Mujer”…  Podemos tomar un artículo, como este, de marzo de 2013, y publicarlo sin editar, porque lamentablemente no hay cambios significativos a favor de la mujer. Como cada año, conferencias, foros internacionales, denuncias, reclamos. Eso es el “Día Internacional de la Mujer”, un evento, una fiesta de luces con muchas sombras, homenajes, rosas y espinas…



La mujer, descrita  como:   Lo opuesto al hombre, complemento del hombre, género femenino de la raza humana, dotada de órganos de reproducción que continuarán la especie y  de glándulas mamarias para preservar la raza,  la mujer, regularmente de complexión física menor que el hombre, rara vez es descrita como  ese ser divino, capaz de albergar la magia de la vida en su vientre.  No es descrita como un ser dotado de una infinita dulzura y compasión, dotada de nobleza, lealtad y una capacidad de sacrificio inimaginable.  Un ser de una inteligencia, intuición y destrezas  naturales, un ser de magia y encanto natural.  Un ser de una fortaleza férrea, y fragilidad de flor, rígida como el acero y moldeable como la cera, cuya debilidad es ser capaz de sucumbir sumisamente  ante el amor y el buen trato.

A través de la historia, la mujer ha luchado arduamente por mantenerse activa en la sociedad, ha peleado por conseguir ser admitida en un esquema de igualdad.   Desde los remotos intentos históricos,  de reconocimiento a la mujer, como en la época de Justiniano, impulsados por Teodora (501-548), o  la “Declaración de los derechos de la Mujer y de la Ciudadana”, redactada por Olympe de Gouges en 1791, la concesión de igualdad legal, profesional, moral,  social, política, familiar a la mujer,  han ido cediendo en muchos países, pero  a pasos muy, muy  lentos…  Podemos tomar, por ejemplo, que  en cuanto a la moral se refiere, la sociedad juzgará siempre a la mujer más duramente que al hombre. 
 
Han pasado siglos para que la mujer obtenga  algunos “logros” de igualdad, que  se han traducido básicamente al campo laboral, a la igualdad ante la ley  y al voto femenino.  Este último, increíblemente todavía estamos viendo países que han aceptado el voto de la mujer apenas en años recientes,  otros, ni siquiera lo contemplan todavía...

La mujer de Occidente, que “disfruta” de esos logros, ejerce por necesidad, un doble papel en la sociedad.  Ha tenido que prepararse, estudiar,  para competir a la par con el hombre en el terreno laboral.  Ante las necesidades del hogar y los hijos, la mujer tiene que salir a trabajar, igual que el hombre,  para mitigar la pobreza, por supuesto, sin descuidar su rol de madre, esposa y ama de casa, que le exige y espera de ella la sociedad misma, porque en  muchos países, como la generalidad de Latinoamérica, por ejemplo,  el hombre es sólo hombre  (trabaja para el sustento y nada más, no aguanta la presión de la jornada de trabajo, más las tareas del hogar y los hijos).

Esa doble tributación de la mujer al hogar, a su vida personal, profesional  y de pareja, a su responsabilidad de madre, conlleva todo tipo de cargas emocionales, causantes de la alta tasa de divorcios que observamos.   La pareja, esencialmente la mujer, se siente acorralada, desilusionada y maltratada porque sus esfuerzos generalmente no son reconocidos en el hogar.  La ilusión de la mujer joven antes del matrimonio, de tener un buen esposo, una linda casa (jugar a la casita), hacer una vida juntos, se desvanece ante las necesidades y responsabilidades que se deben compartir en pareja.

En alguna oportunidad nos preguntamos  ¿Por qué un  “Día Internacional de la Mujer”?  y  la respuesta es muy simple… Lamentablemente, cada año recibimos cifras  alarmantes de abusos contra la mujer.  En un mundo de evolución constante, todavía existen países donde la mujer es considerada como otro objeto de la casa, que, hasta se compra y se vende.   Datos suministrados por organismos internacionales revelan que en pleno Siglo XXI existen más de 600 millones de mujeres  que viven en países donde la violencia doméstica contra la mujer ni siquiera  es considera como un delito.  Todavía, en este siglo, hay naciones que no consideran a la mujer apta para votar y mucho menos para ser elegida para un cargo público. 

Dicen que:   “Ojos que no ven… Corazón que no siente”  Muchas de esas millones de mujeres en el mundo no imaginan siquiera la emancipación, la libertad, la independencia.  Su cultura, religión, costumbres, el aislamiento, la no influencia de otras culturas y hasta la ignorancia,  porque muchas no saben leer ni escribir,  las coloca en  mundo de aceptación de  lo humanamente inaceptable para el resto de la raza humana.
  
Es muy interesante ver cómo diferentes personalidades, en diferentes épocas, se han expresado sobre la mujer…

  • El problema de la mujer siempre ha sido un problema de los hombres.  Simone de Beaunoir
  • Sin la mujer al lado, no puede el hombre ser en verdad perfecto.   Ariosto
  • Quien sabe gobernar una mujer, sabe gobernar un estado.  Honore de Balzac
  • En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad, que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces.    Gabriel García Márquez
  • Ninguna mujer se ha perdido sin la ayuda de un hombre.   Abraham Lincoln
  • Los hombres se empeñan en ser el primer amor de una mujer.  Las mujeres prefieren ser la última novela de un hombre.   Oscar Wilde
  • Las mujeres no necesitan estudiar a los hombres, porque los adivinan.  Santa Teresa de Jesús
  • Si hay debajo de la luna cosa que merezca ser estimada y preciada, es la mujer buena.  Fray Luis De León
  • La mujer es más como la noche.  Te rodea, te envuelve, te ahoga, sin ofenderte, sin siquiera tocarte.   OSHO
El pensamiento que más nos conmueve sobre la mujer es el de Mahatma Gandhi, que reza:

·         La mujer es la compañera del hombre, dotada de la misma capacidad mental…  Si por fuerza se   entiende     poder moral, entonces la mujer es infinitamente superior al hombre…  Si la no violencia es la ley de nuestro ser, el futuro está con las mujeres… “

Sigamos conmemorando el  “Día Internacional de la Mujer” porque el verdadero avance de la lucha por los derechos de la mujer, se vislumbra hacia un futuro muy lejano, porque el bienestar de la mujer  lo notaremos el día que no se vea a la mujer básicamente como objeto sexual, o de compra y venta. Sabremos que la mujer es apreciada  el día que junto a mujeres valiosas, mujeres de poder, mujeres santas, inventoras, educadoras, políticas, heroínas de los derechos humanos, mujeres meritorias, no tengamos que ver un anuncio de contenido sexual,  erótico, o morboso, que ofenda la dignidad femenina.

Celebremos el  “Día Internacional de la Mujer” mientras haya que dedicar un día del año para denunciar, para  recordarle al mundo las injusticias contra la mujer, tomemos un día del año  mientras haya padres que lloren decepcionados porque les nació una niña y no un varón, tomemos un día del año  mientras miles de niñas bebés sean abandonadas en las calles o posteriormente vendidas, violadas y prostituidas desde temprana edad.  Dediquemos un día del año mientras el salario de una mujer sea menor, sólo por ser mujer,  celebremos el  “Día Internacional de la Mujer”  mientas sepamos que estamos muy distantes de conseguir un alivio mínimo del día a día de millones de mujeres oprimidas  alrededor del mundo.

 Mientras tengamos que dedicar un día del año para  recordarle  al mundo que la mujer existe como ser humano, con igualdad de derechos, como un ser merecedor de respeto, sobre todo hacia su dignidad e  integridad física, celebremos el  “Día Internacional de la Mujer”  elevando una oración de amor, compasión, solidaridad, esperanza  y consuelo para todas las mujeres del mundo…  Como María:  “Bendita seas entre todas las mujeres”


L. Cedeño S.

Notas del autor…      1)  “No hay necesidad de establecer  un “Día Internacional del Hombre”, porque su día, es todos los días…     2) Algunas escuelas esotéricas dicen que “Ser mujer es  karmático”,  3) Chiste : Cuando Dios hizo al hombre, dijo: “Puedo hacerlo mejor”, entonces creó a Eva…