EL IRUPÉ – La leyenda:
“Pitá y Moroti se amaban, y si él era el más
esforzado de los guerreros de la tribu, ella era la más gentil y hermosa de las
doncellas. Pero no estaba en los
designios de Ñandé Yara el que fueran felices: inspiró una mala idea a la
joven, exaltando su orgullo y coquetería.
Una
tarde, al caer el crepúsculo, cuando varios guerreros y doncellas se paseaban
por las orillas del Paraná, Moroti dijo: ¿Quieren ver todo lo que es capaz de
hacer por mí este guerrero? ¡Miren!
Y
diciendo esto, se sacó uno de sus brazaletes y lo arrojó al agua. Después, volviéndose hacia Pitá, que, como
buen guerrero guaraní era un excelente nadador, le invitó a zambullirse en
busca del brazalete. Mas esperaron
inútilmente que Pitá apareciera en la superficie.
Moroti
y sus acompañantes, alarmados, comenzaron a dar gritos… En vano todo.
El guerrero no aparecía.
La
desolación corrió pronto por la tribu.
Lloraban y se lamentaban las mujeres, en tanto los ancianos hacían
conjuros para que volviese el guerrero.
Solo Morotí, muda del dolor y el arrepentimiento, como ajena a todo, ni
lloraba siquiera.
El
hechicero de la tribu, Pegcoé, explicó lo que ocurría. Dijo, con la certeza de quien todo lo hubiese
visto:
Pitá es
ahora el prisionero de I Cuñá Payé.
Hundido en las aguas. Pitá se ha
visto preso por la propia hechicera, y conducido a su palacio. Allí, Pitá ha olvidado toda su vida anterior;
ha olvidado a Morotí, y se ha dejado amar por la hechicera; por eso no
vuelve. Es necesario ir a buscarlo. Se halla ahora en la más rica de las cámaras
del palacio de I Cuñá Payé. Y si el
palacio es todo de oro, la cámara donde ahora Pitá se halla en brazos de la
hechicera está fabricada de diamantes.
Bebe olvido de los labios de la hermosa I Cuñá Payé, que tantos bellos
guerreros nos ha robado. Por eso Pitá no
vuelve. Es necesario buscarlo.
¡Yo lo
buscaré! – exclamó Morotí - ¡Yo lo
buscaré!
Tú
debes buscarlo, sí – dijo Pegcoé-. Tú
eres la única que puede rescatarlo del amor de la hechicera. Tú eres la única,
si en verdad lo amas, que puede, con tu amor humano, vencer el amor maléfico de
ella. ¡Ve y tráelo! Morotí se ató en los pies un peñasco y se
arrojó al río.
Toda la
noche esperó la tribu la aparición de ambos jóvenes, llorando las mujeres,
cantando los guerreros y haciendo conjuros vencedores del mal los ancianos.
Con los
primeros rayos de la aurora, vieron flotar sobre las aguas las hojas de una
planta desconocida, era el Irupé. Y
vieron aparecer una flor hermosa y rara, tan grande, bella y aromada, como
nunca vieran otra flor en la región. Sus
pétalos eran blancos los del centro y rojos los del exterior. Blancos como era el nombre de la doncella
desaparecida: Morotí. Rojos como el
guerrero: Pitá. Exhaló un suspiro la
bella flor y volvió a sumergirse en las aguas.
Pegcoé,
el hechicero, fue quien habló, explicando lo que ocurría a sus desencantados
compañeros:
Pitá ha
sido rescatado por Morotí. ¡Alegrémonos!
Ellos se aman. La malévola
hechicera que tantos guerreros nos ha robado para satisfacer su amor, ha sido
vencida por el amor humano de Morotí. En
esa flor que acaba de aparecer sobre las ondas yo he visto a Morotí en los
pétalos blancos a los que abrazaban y besaban, como en un rapto de amor, los
pétalos rojos. Esos pétalos rojos
representan a Pitá.
Ilustración de Ramón Oviedo, "Maestro Ilustre de la Pintura
Dominicana". Barahona, Rep. Dominicana, 1927.
Y,
descendientes de Morotí y Pitá son esos hermosos Irupés que decoran las aguas
de los grandes ríos. En el instante del
amor, aparecen sobre las aguas las bellas flores blancas y rojas del Irupé, se
besan y vuelven a sumergirse, porque surgen para recordar a los hombres que, si
por satisfacer el capricho de la mujer que amaba, un hombre se sacrificó, esta
mujer supo rescatarlo sacrificándose a su vez por el amado. Y si la flor del Irupé es tan bella y fragante,
lo es por haber nacido del amor y del
arrepentimiento”.
L.CEDEÑO S.
Fuente: “Cuentos y Leyendas de Amor para
Niños”, Coedición Latinoamericana de Centro Regional para el Fomento del Libro
en América Latina y El Caribe (CERLALC) y el Fondo Internacional de Promoción
de la Cultura y la División de Fomento del Libro y de los Intercambios
Culturales Internacionales de la UNESCO., para difundir la literatura infantil
propia de nuestro entorno.
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