Incienso, del latín “Incensum, participio de “Incendere” que traduce
encender. En la historia hombre-incienso,
encontramos su utilización a través de los siglos, por sus propiedades relajantes,
sedativas, aromatizantes, que transmiten sosiego y, de acuerdo a conocimientos
antiguos, "se ha utilizado para la atracción de las buenas vibraciones que
eliminan influencias negativas".
Por otro lado, como decían los egipcios “A los dioses les encantan las
fragancias”, uniendo al hombre y los aromas, con su esencia divina. Era costumbre quemar incienso diariamente en
los templos, en las casas y antes de eventos importantes, para “sentirse
favorecidos por los dioses”. En muchas
antiguas culturas el incienso paso del mundo pagano a lo místico, religioso,
siendo adoptado posteriormente por grandes creencias religiosas. En el budismo, en China, Japón e India se ha
utilizado el incienso en rituales milenarios. Escrituras antiguas como Los
Vedas ya hacían alusión al incienso. Se
cree que inicialmente se utilizó en los templos de India y China. Utilizado en Egipto, Israel, antiguas
civilizaciones del medio oriente y Asia, fue introducido en Japón por los monjes budistas. Estas civilizaciones conocían, comprendían el
efecto de cada aroma en la esencia misma del hombre.
La comercialización del incienso y de sus ingredientes se convirtió en
un renglón muy importante de venta, pasaron a ser productos muy solicitados;
fue tan amplio su comercio que a las antiguas rutas comerciales importantes, a
todo lo largo de Egipto, India y Arabia, se les dio el nombre de “La Ruta del Incienso”.
El incienso no es un ritual exclusivo de religiones asiáticas o del
catolicismo. Su utilización va desde la
simple aromatización y armonía de un ambiente, hasta la purificación de espacios, altares,
templos, rituales angélicos, rituales de sanación, atracción de buenas
vibraciones, expulsión de influencias negativas y hasta contra maleficios. El incienso se utiliza, desde la antigüedad,
en infinidad de ritos, ceremoniales mágicos y espirituales.
El sentido del olfato es mágico en el mundo animal, del cual no se
escapa el hombre. Los efectos que
ejercen los aromas siempre han despertado su curiosidad y fascinación,
llevándolo de la mano en sus experiencias y sensaciones, introduciéndolo,
sumergiéndolo en el mundo inconsciente, donde el humo y el aroma se mezclan. Asimilar el efecto interior de los aromas
puede llevarnos a experiencias desconocidas e inesperadas.
Al comprar inciensos asegurémonos de adquirir no necesariamente el más
costoso, pero sí un incienso de calidad ya que algunos pueden contener
elementos tóxicos. Los inciensos más
puros vienen en presentación granulada o en polvo y deben quemarse en carbón
vegetal. Aunque también en varillas
podemos encontrar inciensos de alta calidad.
El incienso se prepara a partir de alguna resina aromática de origen
vegetal, añadiendo aceites esenciales de origen animal o vegetal,
preferentemente este último, logrando que al quemarse se produzca el humo
aromático, ya sea para uso terapéutico o religioso.
Cada fragancia tiene energía y vibración propias, así, podemos
elegir el incienso de acuerdo a nuestros propósitos, si deseamos relajación,
sanación, alguna petición, una afirmación importante o aquello que llevemos muy
internamente y requiera orientación.
Son muy populares las combinaciones aromáticas con base en vainilla,
sándalo, menta, canela, tomillo, coco,
anís, mirra y aceites de frutas y flores, especialmente la rosa.
Escojamos un aroma que nos haga sentir cómodos, que vibre con nuestro
ser, que nos relaje, un aroma que estimule nuestros sentidos, ese aroma que nos
produce paz, quietud mental.
Algunos afirman que el incienso puede encenderse en cualquier momento,
aunque, muchas escuelas esotéricas enseñan que no debemos hacer rituales entre
las doce de la noche y las cuatro de la mañana…
Para el amor podemos encender incienso especialmente al atardecer. Para negocios, papeleos o transacciones
económicas, es muy favorable el horario matutino, hasta el mediodía, aunque
puede prolongarse hasta las cinco de la tarde.
Para la salud, podemos encender incienso durante todo el día y parte de
la noche.
Si vamos a encender incienso en el hogar, hagámoslo siempre después de
limpiar la casa y NUNCA encendamos incienso si nos sentimos molestos o
contrariados. En tal caso, tomemos una
ducha una taza de té y cuando estemos más tranquilos podremos encender nuestro
incienso. El mejor momento será cuando la casa esté en silencio, con el menor
número de personas.
Siempre tengamos en cuenta que no se trata de “quemar incienso”. El incienso, como las velas, es un elemento de armonía, de espiritualidad,
de interiorización. Cualquiera que sea
su presentación, en varillas, en conos, en polvo o granulado, busquemos el
recipiente adecuado para cada uno. Tampoco se trata de “cantidad” de humo, todo
lo contrario, necesitamos solo lo suficiente para que su aroma se esparza y sea
perceptible a nuestros sentidos. Es muy
agradable que el incienso se eleve y se filtre armonizando todo el entorno.
L. CEDEÑO S.
No hay comentarios:
Publicar un comentario