sábado, 9 de mayo de 2015

EL INCIENSO

Incienso, del latín “Incensum, participio de “Incendere” que traduce encender.  En la historia hombre-incienso, encontramos su utilización a través de los siglos, por sus propiedades relajantes, sedativas, aromatizantes, que transmiten sosiego y, de acuerdo a conocimientos antiguos, "se ha utilizado para la atracción de las buenas vibraciones que eliminan influencias negativas".  

Por otro lado, como decían los egipcios “A los dioses les encantan las fragancias”, uniendo al hombre y los aromas, con su esencia divina.  Era costumbre quemar incienso diariamente en los templos, en las casas y antes de eventos importantes, para “sentirse favorecidos por los dioses”.  En muchas antiguas culturas el incienso paso del mundo pagano a lo místico, religioso, siendo adoptado posteriormente por grandes creencias religiosas.  En el budismo, en China, Japón e India se ha utilizado el incienso en rituales milenarios. Escrituras antiguas como Los Vedas ya hacían alusión al incienso.  Se cree que inicialmente se utilizó en los templos de India y China.  Utilizado en Egipto, Israel, antiguas civilizaciones del medio oriente y Asia, fue introducido en  Japón por los monjes budistas.  Estas civilizaciones conocían, comprendían el efecto de cada aroma en la esencia misma del hombre.

La comercialización del incienso y de sus ingredientes se convirtió en un renglón muy importante de venta, pasaron a ser productos muy solicitados; fue tan amplio su comercio que a las antiguas rutas comerciales importantes, a todo lo largo de Egipto, India y Arabia, se les dio  el nombre de “La Ruta del Incienso”.

El incienso no es un ritual exclusivo de religiones asiáticas o del catolicismo.  Su utilización va desde la simple aromatización y armonía de un ambiente, hasta  la purificación de espacios, altares, templos, rituales angélicos, rituales de sanación, atracción de buenas vibraciones, expulsión de influencias negativas y hasta contra maleficios.  El incienso se utiliza, desde la antigüedad, en infinidad de ritos, ceremoniales mágicos y  espirituales.

El sentido del olfato es mágico en el mundo animal, del cual no se escapa el hombre.  Los efectos que ejercen los aromas siempre han despertado su curiosidad y fascinación, llevándolo de la mano en sus experiencias y sensaciones, introduciéndolo, sumergiéndolo en el mundo inconsciente, donde el humo y el aroma se mezclan.   Asimilar el efecto interior de los aromas puede llevarnos a experiencias desconocidas e inesperadas.

Al comprar inciensos asegurémonos de adquirir no necesariamente el más costoso, pero sí un incienso de calidad ya que algunos pueden contener elementos tóxicos.  Los inciensos más puros vienen en presentación granulada o en polvo y deben quemarse en carbón vegetal.  Aunque también en varillas podemos encontrar inciensos de alta calidad.

El incienso se prepara a partir de alguna resina aromática de origen vegetal, añadiendo aceites esenciales de origen animal o vegetal, preferentemente este último, logrando que al quemarse se produzca el humo aromático, ya sea para uso terapéutico o religioso.

Cada fragancia tiene energía y vibración propias,  así,  podemos elegir el incienso de acuerdo a nuestros propósitos, si deseamos relajación, sanación, alguna petición, una afirmación importante o aquello que llevemos muy internamente y requiera orientación. 

Son muy populares las combinaciones aromáticas con base en vainilla, sándalo, menta,  canela, tomillo, coco, anís, mirra y aceites de frutas y flores, especialmente la rosa.

Escojamos un aroma que nos haga sentir cómodos, que vibre con nuestro ser, que nos relaje, un aroma que estimule nuestros sentidos, ese aroma que nos produce paz, quietud mental.

Algunos afirman que el incienso puede encenderse en cualquier momento, aunque, muchas escuelas esotéricas enseñan que no debemos hacer rituales entre las doce de la noche y las cuatro de la mañana…

Para el amor podemos encender incienso especialmente al atardecer.  Para negocios, papeleos o transacciones económicas, es muy favorable el horario matutino, hasta el mediodía, aunque puede prolongarse hasta las cinco de la tarde.  Para la salud, podemos encender incienso durante todo el día y parte de la noche.

Si vamos a encender incienso en el hogar, hagámoslo siempre después de limpiar la casa y NUNCA encendamos incienso si nos sentimos molestos o contrariados.  En tal caso, tomemos una ducha una taza de té y cuando estemos más tranquilos podremos encender nuestro incienso. El mejor momento será cuando la casa esté en silencio, con el menor número de personas.

Siempre tengamos en cuenta que no se trata de “quemar incienso”.  El incienso, como las velas,  es un elemento de armonía, de espiritualidad, de interiorización.  Cualquiera que sea su presentación, en varillas, en conos, en polvo o granulado, busquemos el recipiente adecuado para cada uno. Tampoco se trata de “cantidad” de humo, todo lo contrario, necesitamos solo lo suficiente para que su aroma se esparza y sea perceptible a nuestros sentidos.  Es muy agradable que el incienso se eleve y se filtre armonizando todo el entorno.


L. CEDEÑO S.

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