jueves, 28 de mayo de 2015

EL AGUA ES - Frase


EL IRUPÉ - Leyenda de Amor Guaraní

El Irupé, conocida como Victoria Regia, o Victoria Cruziana, cuyas hojas pueden llegar a medir hasta dos metros de diámetro, (en guaraní significa plato sobre el agua), es una flor enorme,  entre 20 y 40 centímetros, de una belleza impactante.  Sus pétalos son brillantes, de color blanco nacarado en el exterior y rosado en el interior.  El tono rosa se intensifica, llegando al rojo intenso en su interior.  La flor nace en la oscuridad de la noche, luciendo su extraordinaria belleza, brillantez y su inigualable, suave y dulce perfume durante el día; al llegar la noche, sus pétalos se cierran y se sumerge lentamente, durante toda la noche, para volver a desplegar su esplendorosa belleza y perfume al amanecer. Originaria de América, (crece en los grandes ríos del Paraguay y la Mesopotamia Argentina), esta flor envuelve una de las más hermosas historias de amor contenidas en la obra “Leyendas Guaranies” del escritor, historiador y folklorista argentino Ernesto Morales, (Buenos Aires, 1890-1949).



 EL IRUPÉ – La leyenda:

 “Pitá y Moroti se amaban, y si él era el más esforzado de los guerreros de la tribu,  ella era la más gentil y hermosa de las doncellas.  Pero no estaba en los designios de Ñandé Yara el que fueran felices: inspiró una mala idea a la joven, exaltando su orgullo y coquetería.

Una tarde, al caer el crepúsculo, cuando varios guerreros y doncellas se paseaban por las orillas del Paraná, Moroti dijo: ¿Quieren ver todo lo que es capaz de hacer por mí este guerrero? ¡Miren!

Y diciendo esto, se sacó uno de sus brazaletes y lo arrojó al agua.  Después, volviéndose hacia Pitá, que, como buen guerrero guaraní era un excelente nadador, le invitó a zambullirse en busca del brazalete.  Mas esperaron inútilmente que Pitá apareciera en la superficie.

Moroti y sus acompañantes, alarmados, comenzaron a dar gritos…  En vano todo.  El guerrero no aparecía.

La desolación corrió pronto por la tribu.  Lloraban y se lamentaban las mujeres, en tanto los ancianos hacían conjuros para que volviese el guerrero.  Solo Morotí, muda del dolor y el arrepentimiento, como ajena a todo, ni lloraba siquiera.

El hechicero de la tribu, Pegcoé, explicó lo que ocurría.  Dijo, con la certeza de quien todo lo hubiese visto:

Pitá es ahora el prisionero de I Cuñá Payé.  Hundido en las aguas.  Pitá se ha visto preso por la propia hechicera, y conducido a su palacio.  Allí, Pitá ha olvidado toda su vida anterior; ha olvidado a Morotí, y se ha dejado amar por la hechicera; por eso no vuelve.  Es necesario ir a buscarlo.  Se halla ahora en la más rica de las cámaras del palacio de I Cuñá Payé.  Y si el palacio es todo de oro, la cámara donde ahora Pitá se halla en brazos de la hechicera está fabricada de diamantes.  Bebe olvido de los labios de la hermosa I Cuñá Payé, que tantos bellos guerreros nos ha robado.  Por eso Pitá no vuelve.  Es necesario buscarlo.

¡Yo lo buscaré! – exclamó Morotí -  ¡Yo lo buscaré!

Tú debes buscarlo, sí – dijo Pegcoé-.  Tú eres la única que puede rescatarlo del amor de la hechicera. Tú eres la única, si en verdad lo amas, que puede, con tu amor humano, vencer el amor maléfico de ella.  ¡Ve y tráelo!   Morotí se ató en los pies un peñasco y se arrojó al río.

Toda la noche esperó la tribu la aparición de ambos jóvenes, llorando las mujeres, cantando los guerreros y haciendo conjuros vencedores del mal los ancianos.

Con los primeros rayos de la aurora, vieron flotar sobre las aguas las hojas de una planta desconocida, era el Irupé.  Y vieron aparecer una flor hermosa y rara, tan grande, bella y aromada, como nunca vieran otra flor en la región.  Sus pétalos eran blancos los del centro y rojos los del exterior.  Blancos como era el nombre de la doncella desaparecida: Morotí.  Rojos como el guerrero: Pitá.  Exhaló un suspiro la bella flor y volvió a sumergirse en las aguas.

Pegcoé, el hechicero, fue quien habló, explicando lo que ocurría a sus desencantados compañeros:

Pitá ha sido rescatado por Morotí. ¡Alegrémonos!  Ellos se aman.  La malévola hechicera que tantos guerreros nos ha robado para satisfacer su amor, ha sido vencida por el amor humano de Morotí.  En esa flor que acaba de aparecer sobre las ondas yo he visto a Morotí en los pétalos blancos a los que abrazaban y besaban, como en un rapto de amor, los pétalos rojos.  Esos pétalos rojos representan a Pitá.


             Ilustración de Ramón Oviedo, "Maestro Ilustre de la Pintura 
                          Dominicana".  Barahona, Rep. Dominicana, 1927.

Y, descendientes de Morotí y Pitá son esos hermosos Irupés que decoran las aguas de los grandes ríos.  En el instante del amor, aparecen sobre las aguas las bellas flores blancas y rojas del Irupé, se besan y vuelven a sumergirse, porque surgen para recordar a los hombres que, si por satisfacer el capricho de la mujer que amaba, un hombre se sacrificó, esta mujer supo rescatarlo sacrificándose a su vez por el amado.  Y si la flor del Irupé es tan bella y fragante, lo es por haber nacido del amor y  del arrepentimiento”.




L.CEDEÑO S.




Fuente: “Cuentos y Leyendas de Amor para Niños”, Coedición Latinoamericana de Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y El Caribe (CERLALC) y el Fondo Internacional de Promoción de la Cultura y la División de Fomento del Libro y de los Intercambios Culturales Internacionales de la UNESCO., para difundir la literatura infantil propia de nuestro entorno. 



sábado, 23 de mayo de 2015

CUANDO TE ENCUENTRES - Frase


SOY- Frase




ATREVETE - Frase

"Atrévete a caminar aunque sea descalzo,
a sonreír aunque no tengas motivos,
a ayudar a otros sin recibir aplausos".

                                                                                                      Foto 1001 Pics.
                                                                                 

EN UN MUNDO - Frase



viernes, 22 de mayo de 2015

LOS PERFUMES


“Perfumes de lugares, los que nos recordarán instantes que nos han marcado, momentos únicos e irrepetibles. ¿Sabías que la memoria olfativa es la única que no se deshace?, los rostros de aquellos a los que más amamos se desvanecen con el tiempo, las voces se borran, pero los olores nunca se olvidan”.    Marc Levy

“Perfume de hombre, debilidad de toda mujer”.  Anónimo

“Aplíquese perfume donde quiera ser besada”.  Coco Chanel

Sublime, penetrante, embriagador, sensual, enloquecedor, detestable, regio, escandaloso, sublime, repugnante, fascinante,  inolvidable… Cualquier calificativo es válido para describir  un perfume, porque el gusto por el aroma de un perfume, como otras tantas preferencias del ser humano, es estrictamente individual e íntimo.

Perfume, del latín “per”, por y “fumare”, producir humo, para describir el aroma que produce el humo al quemar sustancias aromáticas.

Todas las civilizaciones antiguas elaboraban los más variados perfumes, de acuerdo a su cultura y disponibilidad de elementos, pues el origen de las fragancias (incienso, mirra, resinas,  flores),  inicialmente  fue ceremonial, para alagar a los dioses.

Desde hace más de cinco mil años tenemos registros de ceremoniales religiosos aromáticos, siendo el sacerdote el encargado de hacer las mezclas de acuerdo a la ocasión.  Así mismo, se utilizaban flores fragantes en los entierros y nupcias.

Actualmente, la palabra “perfume” describe el líquido fragante producto de mezclas de una gran variedad de aceites esenciales (sustancias de origen vegetal), como raíces flores, frutas, semillas, etc., productos sintéticos, como el alcohol, hidrocarburos, cetonas, etc., o aceites de origen animal, como el aceite ámbar, producto de la ballena, la civeta, que proviene del gato o el almizcle de la cabra, entre los más conocidos.  Además, esencias de maderas, principalmente el sándalo y un fijador para que perdure en el cuerpo humano ese aroma agradable al olfato.  En los laboratorios especializados para estos fines se reproducen sustancias aromáticas muy similares a cualquier sustancia natural.

El mayor reto de la industria moderna del perfume ha sido “encontrar un perfume perfecto, que encaje con todos los seres humanos”, un imposible, porque simplemente no existe una fórmula compatible con todos los diferentes efluvios corporales que emanan las personas. Un mismo perfume puede ejercer fascinación o rechazo sobre diferentes individuos.  El ser humano produce unas 500 sustancias químicas distintas, con funciones muy específicas, que se perciben a través del sentido del olfato.  Nos referimos a las feromonas, a través de las cuales transmitimos mensajes directos a otros individuos.  Estos mensajes “involuntarios” reflejan desde nuestro estado de ánimo hasta la predisposición al sexo.   La doctora Winnifred Cutler, del Instituto Athena en Pennsylvania,  fue la primera en sintetizar las feromonas en un laboratorio y presentarlas al mercado como perfume,  para atracción hacia el sexo opuesto.  Los individuos se perfuman tanto para sí mismos, como para los demás, bien para impresionar, como para despertar el interés y los sentidos de los demás.
   
Antiguas escuelas esotéricas enseñaban en la alquimia de parejas los secretos del sentido del olfato.  Enseñaban una técnica muy sencilla… “Si crees que sientes atracción hacia alguien, olfatea su cuello, el alveolo de sus orejas y especialmente su nuca… si no te agrada, aléjate pues no habrá empatía ni de corazón, ni de cuerpo”.  Un conocimiento sabio, antiguo y sencillo para discernir entre la química natural y el disfraz de un perfume.  Cuando una persona nos atrae, nos sentimos bien,  nos gusta su aroma natural; el perfume pasa a un segundo plano, lo que realmente exalta nuestros sentidos es ese aroma particular que emana de la persona.  ¡Ah maravillosa y explosiva experiencia, cuando tenemos la fortuna de combinar un agradable perfume con el embriagante aroma natural de una persona en particular!

El perfume ideal es aquel que se fusiona con los fluidos corporales individuales, esa fragancia que comulga con nuestro aroma natural.  Es todo un arte, producto de la intuición, encontrar esas fragancias afines a nuestra esencia, a nuestros fluidos corporales, a nuestra identidad, ya sean de tipo floral, madera, especias o combinaciones de cualquier tipo.

Afortunadamente, hoy existen muchas combinaciones de productos naturales y de laboratorio, para todos los gustos y en todas las concentraciones.  Encontramos:

  • Perfume: es la forma más concentrada, entre el 15-45% de esencia aromática.
  • Eau de Perfume: (agua de perfume), concentración del ~15%.
  • Eau de Toilette: (gua de baño), concentración del 7-15% (~10%).
  • Eau de Cologne: (agua de colonia),  la misma concentración que el anterior pero con aroma predominantemente cítrico, con  un 3-6% (~5%) de concentrados. 
  • Perfumes Splash: concentración de 1%.  Muy populares entre los productos de aseo personal, suaves, agradables, especialmente en la mañana dan sensación de frescura y “olor a limpio”.
Para los amantes de la historia, aquí les dejamos algunos datos importantes del perfume a través de los tiempos:

El ser humano inicialmente se perfumó, en el escenario místico; al agradar a los dioses, también sentía placer al perfumarse y la satisfacción de producir en los demás una sensación agradable.
 
Desde la civilización sumeria, 2,300 años a.C., se han encontrado registros del perfume, como cosmético de uso personal. Algunos historiadores ubican la aparición del “perfume”  inicialmente en Egipto. En el templo de Edfú, se pueden ver escritas en jeroglíficos recetas  para la elaboración de los perfumes sagrados, aunque se tiene conocimiento del comercio de sustancias aromáticas, como especias, resinas de madera de sándalo para la fabricación de incienso y fragancias, desde la India hacia Egipto, Grecia y Roma. 
  
En la tumba de Tutankamón, descubierta en 1922, se encontró un recipiente con exquisitas pomadas aromáticas que todavía conservaban su fragancia. 

Los Egipcios tenían como ritual agregar a sus baños diferentes clases de aceites.  Con la creencia de que su fragancia agradaba a los dioses; se untaban en el cabello y en el cuerpo pomadas de aceites pesados que tardaban en desvanecerse,  manteniendo su aroma durante largo tiempo. Cleopatra siempre utilizaba esencias, hierbas y flores para aromatizar sus baños.

Uno de los mercados pioneros y más amplios de perfumes fue Grecia.  Los griegos, en el siglo VI a. C., usaban perfumes después del baño y hasta  en los baños de vapor públicos. (Públicos para la clase alta).  El rito de “ungirse” en aceites, antes de las celebraciones, frotando el cuerpo con diferentes fragancias llegó a ser una parte importante de la cultura de la familia griega.  Fue en Grecia donde primero aparecieron sustancias perfumadas aplicadas a la medicina.  Hipócrates, (el gran padre de la medicina), utilizaba gotas de concentrados de plantas y perfumes para tratar ciertas enfermedades.
 
Con la civilización griega nacieron los productos de aseo personal, como ungüentos perfumados, talcos, resinas, etc., que adquiría la alta sociedad.   Como toque de gran elegancia los griegos presentaban los perfumes en exquisitos envases de cerámica.  Cada diseño era una obra de arte.  Mercadearon siete diseños (escenas conmemorativas, animales mitológicos  y  figuras geométricas).  El más famoso fue el frasco  “Lekytos”.  Toda una obra de arte de quien lamentablemente se desconoce su diseñador.
  
Los soldados romanos asimilaron de los griegos las bondades del perfume.  Disfrutaban perfumándolo todo, sus casas, sus ropas, principalmente sus altares.  A través del gran imperio romano, que consumía grandes cantidades de productos aromáticos, estos se hicieron más populares, llegando a ser asequibles al público.  Hasta había fuentes donde brotaba agua perfumada; al igual que los griegos, se aplicaban perfumes de diferentes aromas a cada parte del cuerpo.  Antes de la batalla o en los regresos victoriosos, se humedecían los estandartes de las legiones con fuertes fragancias que se esparcían a su paso al ondearlas. También era común perfumar los salones, vestidos, teatros, armas y hasta los animales domésticos.  Exageraban las fragancias íntimas y ambientales en cualquier ceremonia religiosa, especialmente en los casamientos y entierros.

Llevó más de tres siglos, entre los siglos XVI y XIX, desarrollar esencias con base en alcohol, como las conocemos hoy.  Una aparición casi legendaria fue la famosa “Agua de la Reina de Hungría”, una receta secreta reglada a la reina.

La química, aplicada a la perfumería, conjuntamente con los procesos de destilación que desarrollaron los árabes, permitió perfeccionar las técnicas y mejorar la calidad de los aceites esenciales.  Con la llegada de los árabes a España, Italia y Francia, así como la misma España, se convirtieron en extensas plantaciones de cultivo de plantas aromáticas, cítricos y flores, especialmente lavanda, limonero, violeta y jazmín.  Provenza, Florencia y Venecia fueron los mercados principales del arte de la perfumería, que  evolucionó notablemente al mejorar la destilación y la calidad de las esencias, convirtiendo a Italia en la capital del perfume de la época.

Francia,  capital industrial del Perfume:

Un paso histórico en la industrialización del perfume, ocurrió hacia el año 1200, cuando el Rey Felipe II Augusto de Francia, reconoció como profesión la labor de los artesanos perfumistas, declarando de utilidad social el uso de las sustancias, y hasta se fijaron  lugares específicos de venta para los perfumes. 

Aparecieron entonces las escuelas “formales” de capacitación en la perfumería.  Los estudios, para llegar a ser maestro perfumero tenían una duración de cuatro años.  Estos maestros supervisaban el prensado de pétalos, la maceración de las flores, las mezclas  y cantidades correctas de los ingredientes, para lograr en cada perfume la fórmula correcta.  Posteriormente, varios reyes  más apoyaron la industria del perfume, Juan II en 1357, Enrique III en 1582 y Luis XIV en 1658.  Desde entonces, Francia se convirtió en la capital mundial del perfume.

Los perfumes ya eran parte de la cotidianidad en toda Europa y como toda moda, se tornó en individualista.  La burguesía quería sus propias fragancias y las encargaban a los maestros perfumistas.  Además, la “presentación” del perfume también debía ser personalizada y exquisita, adquiriendo por separado sus envases.  Aparecieron los envases de vidrio exclusivos para perfumes, los cristales cortados y tallados a mano.  Estos envases exclusivos llegaron a ser tan ostentosos, como costosos, convirtiéndose en obras de artes exclusivas que llegaron a incorporar metales, como el oro y la plata, piedras preciosas, e inscripciones.  Como toda obra de arte, eran exhibidas para el deleite de los dueños y los visitantes.

Durante el Renacimiento, en el siglo XVI, se puso de moda perfumar los guantes. La monarquía europea pasó a consumir no solo guantes, sino todo tipo de artículos perfumados en fábrica, como abanicos, bolsas y zapatos, procedentes de Grasse, Provenza.

El siglo XVIII marca el paso de los perfumes de gran alcance destinados a ocultar el hedor en todas partes, con aromas delicados que anuncian un retorno a la naturaleza.  Francia, la corte modelo de refinamiento y elegancia sin igual para toda europea, es el centro de la perfumería y productos perfumados.

Fue María Antonieta, la primera en introducir en la corte francesa la importancia de la higiene personal, una piel fresca y de agradable aroma.  Las damas de la corte de María Antonieta se escandalizaron ante la imposición de la reina de asearse diariamente, acción que ella misma realizaba.  Todo en Versalles era perfumado con sus fragancias de cedro y bergamota.

En la Francia Napoleónica, el perfume pasó de lo artesanal a la industria formal, convirtiendo el perfume en un renglón industrial muy lucrativo.  La exquisitez de las fragancias era importante, pero más aún su presentación con lujosos frascos y atractivas envolturas.

NOTAS CURIOSAS:

Sócrates no era partidario de los perfumes.  Su opinión personal era que una vez perfumados olían de igual manera los esclavos y el hombre libre.

Los chinos solían meter entre sus sábanas pequeños sacos rellenos con materiales aromáticos secos, en sus domicilios quemaba incienso y se bañaban en aguas perfumadas. En las fiestas nocturnas se acostumbraba repartir a los invitados un pequeño trozo de papel con aroma de jazmín, para amortizar el aliento alcoholizado.

En Medio Oriente las sustancias aromáticas elaboradas a base de extractos naturales eran un símbolo de lujo y prestigio entre las clases sociales más favorecidas. Estas sustancias eran muy costosas, por ejemplo el ámbar tenía el mismo valor que el oro o los esclavos. El perfume obtenido por medio del humo del incienso, de la mirra o de otras resinas o maderas, se ofrecía no solo a la divinidad sino también a los reyes.

El Kamasutra, como parte obligatoria del arte, incluye los perfumes para fortalecer ese vínculo mágico entre el olor y amor.

El Cristianismo, en un exagerado puritanismo, catalogó el perfume como “artimañas del diablo” que utilizaban las mujeres para seducir a los hombres, prohibiendo el uso de los perfumes, aunque las clases sociales más favorecidas continuaron su uso. 

Sin embargo, la Biblia misma  nos habla del uso tradicional de los perfumes. En el Nuevo Testamento la hermana de Lázaro unge los pies de Jesús con perfume.  Los tres Reyes Magos regalan incienso y mirra a Jesús en el pesebre.  A su muerte Nicodemo se presentó con cien libras de Mirra perfumada y áloe. El cuerpo de Jesús fue envuelto con lienzos perfumados con esta mezcla de aromas, de acuerdo con la costumbre de enterrar a los judíos. San Juan 19 39-40).

La reina de Saba, entre los invaluables presentes, regaló perfumes al rey Salomón cuando lo visitó en Jerusalén. (Siglo X a.C.). 

En libros sagrados como La Biblia y el Talmud mencionan recetas para elaborar fragancias sagradas. 

Las Cruzadas sirvieron de motor para el mercado entre Oriente y Occidente.  El nuevo mundo conocido se inundó con nuevas fragancias y especias.  Algo muy positivo fue la costumbre acompañar el aseo con la aplicación de alguna sustancia aromática.


L. CEDEÑO S.

ORACIÓN DE LA SERENIDAD

Señor concédeme serenidad para las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia, viviendo un día a la vez, disfrutando un momento a la vez, aceptando las adversidades como un camino hacia la paz y pidiendo, como lo hizo Dios, en este mundo pecador tal y como es, y no como me gustaría que fuera, creyendo que tú harás que todas las cosas estén bien si yo me entrego a tu voluntad, de modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida e increíblemente feliz contigo en la siguiente.  Amén.   
                                            Reinhold Niebuhr


sábado, 9 de mayo de 2015

SUSPIRO - Frase

"¿Sabes qué es un suspiro?
Es el aire que nos sobra...
Por alguien que nos falta".


EL INCIENSO

Incienso, del latín “Incensum, participio de “Incendere” que traduce encender.  En la historia hombre-incienso, encontramos su utilización a través de los siglos, por sus propiedades relajantes, sedativas, aromatizantes, que transmiten sosiego y, de acuerdo a conocimientos antiguos, "se ha utilizado para la atracción de las buenas vibraciones que eliminan influencias negativas".  

Por otro lado, como decían los egipcios “A los dioses les encantan las fragancias”, uniendo al hombre y los aromas, con su esencia divina.  Era costumbre quemar incienso diariamente en los templos, en las casas y antes de eventos importantes, para “sentirse favorecidos por los dioses”.  En muchas antiguas culturas el incienso paso del mundo pagano a lo místico, religioso, siendo adoptado posteriormente por grandes creencias religiosas.  En el budismo, en China, Japón e India se ha utilizado el incienso en rituales milenarios. Escrituras antiguas como Los Vedas ya hacían alusión al incienso.  Se cree que inicialmente se utilizó en los templos de India y China.  Utilizado en Egipto, Israel, antiguas civilizaciones del medio oriente y Asia, fue introducido en  Japón por los monjes budistas.  Estas civilizaciones conocían, comprendían el efecto de cada aroma en la esencia misma del hombre.

La comercialización del incienso y de sus ingredientes se convirtió en un renglón muy importante de venta, pasaron a ser productos muy solicitados; fue tan amplio su comercio que a las antiguas rutas comerciales importantes, a todo lo largo de Egipto, India y Arabia, se les dio  el nombre de “La Ruta del Incienso”.

El incienso no es un ritual exclusivo de religiones asiáticas o del catolicismo.  Su utilización va desde la simple aromatización y armonía de un ambiente, hasta  la purificación de espacios, altares, templos, rituales angélicos, rituales de sanación, atracción de buenas vibraciones, expulsión de influencias negativas y hasta contra maleficios.  El incienso se utiliza, desde la antigüedad, en infinidad de ritos, ceremoniales mágicos y  espirituales.

El sentido del olfato es mágico en el mundo animal, del cual no se escapa el hombre.  Los efectos que ejercen los aromas siempre han despertado su curiosidad y fascinación, llevándolo de la mano en sus experiencias y sensaciones, introduciéndolo, sumergiéndolo en el mundo inconsciente, donde el humo y el aroma se mezclan.   Asimilar el efecto interior de los aromas puede llevarnos a experiencias desconocidas e inesperadas.

Al comprar inciensos asegurémonos de adquirir no necesariamente el más costoso, pero sí un incienso de calidad ya que algunos pueden contener elementos tóxicos.  Los inciensos más puros vienen en presentación granulada o en polvo y deben quemarse en carbón vegetal.  Aunque también en varillas podemos encontrar inciensos de alta calidad.

El incienso se prepara a partir de alguna resina aromática de origen vegetal, añadiendo aceites esenciales de origen animal o vegetal, preferentemente este último, logrando que al quemarse se produzca el humo aromático, ya sea para uso terapéutico o religioso.

Cada fragancia tiene energía y vibración propias,  así,  podemos elegir el incienso de acuerdo a nuestros propósitos, si deseamos relajación, sanación, alguna petición, una afirmación importante o aquello que llevemos muy internamente y requiera orientación. 

Son muy populares las combinaciones aromáticas con base en vainilla, sándalo, menta,  canela, tomillo, coco, anís, mirra y aceites de frutas y flores, especialmente la rosa.

Escojamos un aroma que nos haga sentir cómodos, que vibre con nuestro ser, que nos relaje, un aroma que estimule nuestros sentidos, ese aroma que nos produce paz, quietud mental.

Algunos afirman que el incienso puede encenderse en cualquier momento, aunque, muchas escuelas esotéricas enseñan que no debemos hacer rituales entre las doce de la noche y las cuatro de la mañana…

Para el amor podemos encender incienso especialmente al atardecer.  Para negocios, papeleos o transacciones económicas, es muy favorable el horario matutino, hasta el mediodía, aunque puede prolongarse hasta las cinco de la tarde.  Para la salud, podemos encender incienso durante todo el día y parte de la noche.

Si vamos a encender incienso en el hogar, hagámoslo siempre después de limpiar la casa y NUNCA encendamos incienso si nos sentimos molestos o contrariados.  En tal caso, tomemos una ducha una taza de té y cuando estemos más tranquilos podremos encender nuestro incienso. El mejor momento será cuando la casa esté en silencio, con el menor número de personas.

Siempre tengamos en cuenta que no se trata de “quemar incienso”.  El incienso, como las velas,  es un elemento de armonía, de espiritualidad, de interiorización.  Cualquiera que sea su presentación, en varillas, en conos, en polvo o granulado, busquemos el recipiente adecuado para cada uno. Tampoco se trata de “cantidad” de humo, todo lo contrario, necesitamos solo lo suficiente para que su aroma se esparza y sea perceptible a nuestros sentidos.  Es muy agradable que el incienso se eleve y se filtre armonizando todo el entorno.


L. CEDEÑO S.