Dicen que las manchas tienen memoria porque si no las lavamos
pueden conservar por años su forma, tamaño,
color y hasta el olor. Mientras más tiempo,
más se arraigan, en un terreno al cual no pertenecen.
En el plano espiritual constantemente nos caen manchas que
intentan invadir nuestro espíritu.
También dicen que el corazón es el espejo del alma… ¡Cuantas
veces sentimos que alguna situación nos llega al alma! En muchas ocasiones es muy difícil evitar esas
manchas profundas que nos ocasionan situaciones con personas cercanas. Un mal amor, una ofensa, una confusión o
malentendido, lo sentimos profundamente y puede lastimarnos, creando una sombra
oscura que de ninguna manera debemos alimentar.
El alma es pura y cualquier sombra que alimentemos, por mínima
que sea, nos causará malestar; nos puede invadir la tristeza, la ansiedad, el
desasosiego, la frustración, cualquier sentimiento negativo que nos roba la paz
interna.
Lavar las manchas espirituales que diariamente intentan
invadir nuestra paz interior es una tarea de todos los días.
Un primer paso para mantener nuestra pureza de alma, y por
tanto, nuestra paz interna, es no
permitir que sentimientos como la ira, el orgullo y sobre todo el rencor, se
alberguen en nuestro ser. El segundo
paso, es la oración y el perdón.
Si cada día en nuestras oraciones pedimos paz espiritual nos
cubriremos con un escudo protector contra las manchas espirituales.
Recordemos que las manchas espirituales no pertenecen a nuestra
alma, no son parte de nuestro ser, son invasores que debemos arrojar y mantener
fuera de nuestros pensamientos; y, por rebeldes que sean, siempre sucumbirán ante la bondad de corazón y
el perdón.
L. CEDEÑO S.
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