A
muchos puede llamarnos la atención esta palabra poco conocida. Es una palabra de origen sánscrito que
traduce: “alguien que vive en la frontera”. Alguien que abandona la vida mundana para irse a vivir al bosque donde habitan
los maestros espirituales. Una persona sabia que vive los dos mundos pero mira
más hacia lo desconocido, siempre en estado de aprendizaje y en constante
movimiento.
Muy
pocas personas podríamos simplemente “retirarnos” del mundanal ruido y dedicarnos
de tiempo completo a nuestra vida espiritual.
Pero en la práctica pasamos a ser un “Antevasin” cuando sentimos esa
lucha interna entre el mundo material en el cual tenemos que desenvolvernos y
el mundo de la espiritualidad, cuando el tremendo reto de vivir al borde de dos
mundos que queremos atender, nos envuelve como un torbellino. No todas las personas pasan por este proceso,
de hecho, algunos ni se enterarán que existe; pero, para otras personas puede
presentarse como un relámpago, un “despertar”, ya sea por una experiencia, algún acontecimiento, algo que actúe como detonante.
Notaremos
que de manera natural perdemos interés por muchas cosas superfluas que tal vez
anteriormente considerábamos importantes. Aprenderemos que existe algo más allá
del diario vivir, de los amigos, el trabajo, las cuentas. Aprenderemos a
reconocer hábitos innecesarios, identificaremos personas tóxicas, notaremos
cómo se alejan aquellos que no soportan nuestra vibración; casi
imperceptiblemente nuestro entorno cambiará alejándonos de situaciones y
personas que nos roban armonía. Notaremos cómo aumenta nuestra necesidad de
tranquilidad, espacio y tiempo de calidad.
A
muchos nos gustaría ser, literalmente, ser el antevasin total, alejarnos del ruidoso
mundo, abandonar la cotidianidad, dedicarnos a observar el mundo desde lo
profundo de las enseñanzas de los maestros, algo así como Siddharta (Herman Hesse);
pero tenemos que ser realistas y por el momento, conformarnos con llevar una
vida espiritual paralela a nuestra vida ordinaria, aprender cada día y mirar
más allá del borde de lo material. Ese es un verdadero reto que asumimos todos
los días, un trabajo que nos coloca en una posición de antevasin urbano.
L. CEDEÑO S.