Hay verdades
que no hacen bien a nadie…
El verdadero
significado de la verdad es que la misma obedezca a una realidad. Involuntariamente podemos convertirnos en
conocedores de una verdad, simple o muy grave, que puede colocarnos en una
difícil situación.
Conocer una
falta, un motivo de censura sobre alguien en un momento determinado, no nos
convierte en juez, no es obligatorio salir a exponer a esa persona, ni nos da
derecho a imponerle una sanción. Cada
cual tiene el libre albedrío para conducir su propia vida. Callar no nos convierte en cómplice porque puede
ser una verdad, que, ya sea leve o grave, no haga bien a nadie, que no resuelva
ninguna situación. Puede ser que esa
verdad ni siquiera los supuestos
afectados quieran conocerla y mucho menos asimilarla y aceptarla.
Si esa verdad
ajena, aunque nos involucre, no aporta ningún beneficio, antes bien, puede
hacer sufrir o generar conflicto entre las personas, debemos preguntarnos qué
sentido tendría darla a conocer. Revelar
innecesariamente una verdad que daña la imagen de alguien, que despierta
desconfianza, que puede desencadenar acciones que destruyan relaciones, que
causa malestar, dolor, resentimiento, que afecta moral y emocionalmente, es una
verdad que no ha hecho bien a nadie, porque ha destruido la paz, la confianza,
la armonía entre los implicados.
En esos casos
tendremos que hacer de “custodio” de esa verdad, convertirla en íntimo secreto,
tratar de no pensar en ella, y guardarla solo para nosotros, porque callar
siempre será mejor que propiciar
acontecimientos de los cuales no queremos sentirnos culpables. Además,
cuando no hablamos ni comentamos,
nadie puede repetir ni mal interpretar lo que decimos…
El tiempo nos
dirá si hemos tomado la decisión correcta, si debemos seguir callando, si
nuestra íntima verdad- secreta debe o no revelarse o si merece trascender el
final de nuestra vida.
Con el
silencio podemos demostrar más amor y respeto hacia todos los involucrados en
una verdad, porque ver, escuchar y saber callar es una virtud que se cultiva y
una actitud de valientes.
L. Cedeño S.
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