sábado, 20 de diciembre de 2014

BRUJAS - Ciudad de ensueño

Llegar a Brujas es como llegar a una ciudad de ensueño.  Una ciudad romántica que nos transporta a la época medieval.  Es la capital de la provincia de Flandes Occidental, al extremo noroeste de Bélgica, apenas a 90 kilómetros de Bruselas. 

Conocida también como la “Venecia del Norte”, Brugge, del noruego antiguo "Bryggia" (puentes, muelles, atracaderos). En el idioma flamenco/neerlandes “Brug” significa “puente”, su nombre en plural, se debe a la gran cantidad de puentes sobre sus canales.

Su idioma oficial es el neerlandés, también conocido como flamenco.  Un idioma poco sonoro para los que hablamos alguna lengua romance.  Sin embargo, por su agitada actividad turística, sus habitantes, en su gran mayoría hablan varios idiomas, fácilmente escuchamos hablar en  francés, inglés, alemán y hasta castellano.

Su casco histórico,  declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, en el año 2000, es el principal atractivo de Brugge.  Mantiene intactas muchas de las estructuras arquitectónicas de la época medieval.  Aunque algunas han sido reconstruidas,  su centro urbano es uno de los más grandes atractivos medievales de toda  Europa, sus casitas medievales que parecen extraídas de alguna antigua pintura, sus exquisitas iglesias, y edificios que datan del siglo XIII, sus canales naturales, los museos que cuentan su antigua historia, contrastan con una ciudad moderna, siempre en movimiento, nada bulliciosa, a diferencia de otros centros turísticos.    Con apenas 138.4 km2, y aproximadamente 120,000 habitantes, su centro urbano es mayormente peatonal.  Puede recorrerse en bicicleta, caminando o en coches tirados por caballos.

Alrededor de sus museos, sus callecitas empedradas, los paseos en bote por los canales, su gastronomía, de influencia francesa, italiana y alemana, rica en productos del mar, su industria cervecera, con más de 400 tipos de cerveza, su famosa cerveza de cereza y frambuesa, sus quesos y sobre todo su inigualable industria chocolatera, se mueven centenares de turistas, sin dejar de mencionar sus famosos bordados y encajes, aún hoy, se pueden encontrar artesanas encajeras, trabajando con sus utensilios tradicionales medievales.

Brujas, esa pequeña gran ciudad, patrimonio de la humanidad, de gente cálida y amable, supremamente organizada, impecablemente limpia, tranquila y silenciosa, a pesar de la multitud; es ese lugar soñado que una vez se conoce,  jamás se olvida e inspira regresar.



L. CEDEÑO S.

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