Llegar
a Brujas es como llegar a una ciudad de ensueño. Una ciudad romántica que nos transporta a la
época medieval. Es la capital de la
provincia de Flandes Occidental, al extremo noroeste de Bélgica, apenas a 90
kilómetros de Bruselas.
Conocida
también como la “Venecia del Norte”, Brugge, del noruego antiguo "Bryggia"
(puentes, muelles, atracaderos). En el
idioma flamenco/neerlandes “Brug”
significa “puente”, su nombre en plural, se debe a la gran cantidad de puentes
sobre sus canales.
Su
idioma oficial es el neerlandés, también conocido como flamenco. Un idioma poco sonoro para los que hablamos alguna lengua romance.
Sin embargo, por su agitada actividad turística, sus habitantes, en su
gran mayoría hablan varios idiomas, fácilmente escuchamos hablar en francés, inglés, alemán y hasta castellano.
Su casco
histórico, declarado por la UNESCO
Patrimonio de la Humanidad, en el año 2000, es el principal atractivo de
Brugge. Mantiene intactas muchas de las
estructuras arquitectónicas de la época medieval. Aunque algunas han sido
reconstruidas, su centro urbano es uno
de los más grandes atractivos medievales de toda Europa, sus casitas medievales que parecen
extraídas de alguna antigua pintura, sus exquisitas iglesias, y edificios que
datan del siglo XIII, sus canales naturales, los museos que cuentan su antigua historia,
contrastan con una ciudad moderna, siempre en movimiento, nada bulliciosa, a
diferencia de otros centros turísticos. Con apenas 138.4 km2, y aproximadamente
120,000 habitantes, su centro urbano es mayormente peatonal. Puede recorrerse en bicicleta, caminando o en
coches tirados por caballos.
Alrededor
de sus museos, sus callecitas empedradas, los paseos en bote por los canales, su
gastronomía, de influencia francesa, italiana y alemana, rica en productos del
mar, su industria cervecera, con más de 400 tipos de cerveza, su famosa cerveza
de cereza y frambuesa, sus quesos y sobre todo su inigualable industria
chocolatera, se mueven centenares de turistas, sin dejar de mencionar sus
famosos bordados y encajes, aún hoy, se pueden encontrar artesanas encajeras,
trabajando con sus utensilios tradicionales medievales.
Brujas,
esa pequeña gran ciudad, patrimonio de la humanidad, de gente cálida y amable,
supremamente organizada, impecablemente limpia, tranquila y silenciosa, a pesar
de la multitud; es ese lugar soñado que una vez se conoce, jamás se olvida e inspira regresar.
L.
CEDEÑO S.
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