
El “Amén” ha sido concebido como la manera perfecta para terminar una plegaria, porque reafirma nuestra fe en nuestras oraciones; también podemos decir “Amén” como aceptación a bendiciones recibidas.
Pronunciar un “Amén” al final de nuestras oraciones envuelve una mística de fuerza, credulidad, aceptación y confianza de que “así será”, nos da la certeza de haber conectado con la divinidad.
L. CEDEÑO S.